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Mostrando entradas de junio, 2015

No me enseñes a nadar a contracorriente

Cualquier día de mi vida, cerca de la orilla en una quietud mansa y soleada me vi sorprendida por una gran ola que me llevó a las profundidades oscuras del mar más embravecido y turbio que jamás pensé que hubiera podido existir. Mis energías me llevaron a flote y me encontré en medio de un océano que me permitía respirar soledad quietud y calma, el sol me iluminaba, pero pocó tardó en llegar a esa alta mar una gran ola que me sumergió en las profundidades de un oceano que no me permitia visualizar ni comprender nada. Una y otra vez se sucedieron estas idas y venidas: las que me permitían respirar y las que me ahogaban sin encontrar razón ninguna. Dejé de hacerme preguntas, con el tiempo necesario para reflexionar. Agotada, exhausta, encontré un pequeño cascarón de nuez que me sacó a flote y convertí en mi paraiso, construí unas velas con jirones de mi propia camisa, y con mis escasas pero inquebrantables fuerzas convertí mis manos en remos que me llevaban hacía donde que